Manuel
Hace unos cuatro años fui golpeado por el Alzheimer, que llegó a mi vida y se ensañó con mi esposa Carmen. Inicialmente de manera suave, pequeñas lagunas de memoria, después más fuerte, ya no eran solo fallos de memoria, eran ausencias, desconocimiento de los seres que la rodeaban, falta de control, etc. Todo aquello hizo que el mundo se derrumbase a mí alrededor, todo se vino abajo, 48 años de compañía y de felicidad se esfumaban… Luego la residencia, el complejo de culpabilidad, la sensación de abandono y el sufrimiento al ver a la persona que quieres totalmente ausente. En esa situación llegue a Moving Your Soul. Inicialmente lloraba en cada conversación que mantenía con mi coach, era tan fuerte mi dolor que dudaba de que aquellas sesiones sirvieran para algo. Me equivocaba, poco a poco note que mis lágrimas ya no fluían como antes, noté que empezaba a enfocar las cosas de manera distinta, valoré las caricias que le hacía a Carmen, su mirada ya no me parecía vacía y brotaron en mi sensaciones de una nueva de felicidad, una felicidad especial. Después de cada sesión me sentía fortalecido, salía de ellas con más fuerza, me sentía capaz de afrontar los problemas que me rodeaban. Esa nueva fortaleza me ayudo hasta el final, cuando llego el cáncer y en tres meses me la arrebato y asumí esa despedida definitiva con entereza. La tristeza que se apoderó de mí no me hundió, fue una tristeza recibida con entereza y fortaleza. Si no hubiese tenido el apoyo de mi coach no creo que hubiese podido soportar el dolor inicial del Alzheimer y superar el adiós definitivo a la persona que amaba. Gracias Moving Your Soul por haberme ayudado a salir del pozo en el que había caído.